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Quinoa Experience: Hablamos con Chris Gorrie

Chris es el owner del sello discográfico y colectivo artistíco madrileño con raíces en todo el mundo, ¡descúbrelo!

  • Fede Cortina
  • 24 November 2025
Quinoa Experience: Hablamos con Chris Gorrie

Quinoa nació como una apuesta arriesgada en el panorama madrileño: un colectivo que no se conformaba con las fiestas; su intención era proponer contextos distintos y jugar con nuevas posibilidades musicales. Con el tiempo, aquella semilla creció hasta convertirse en sello discográfico, escaparate para artistas emergentes y plataforma con presencia internacional.

Detrás del proyecto está Chris Gorrie, un DJ y agitador cultural que, tras una crianza multicultural que lo llevó a vivir en Bruselas, Roma, Buenos Aires y Madrid, encontró en Quinoa la forma más sólida de canalizar su visión sobre el underground y la música electrónica. Hablamos con él sobre cómo nació y evolucionó el sello, la comunidad que se formó alrededor, y hacia adónde se dirige esta propuesta que hoy representa una de las voces más originales del underground madrileño.

Has vivido en Bruselas, Roma, Buenos Aires, Brasil y ahora Madrid. ¿Qué huella dejaron esos lugares en tu manera de entender la música?

En Bruselas nací pero me quedé solo hasta los 4 años. Tengo muchas ganas de volver, que sé que está la cosa interesante ahí para nuestra música. Y en Brasil me quedé unos meses pero de gira. Me dio tiempo aprender portugués pero no puedo decir que viví allí exactamente. No sabría resumir cómo estos sitios en cuestión afectaron mi manera de entender la música pero seguramente crecer en un entorno multicultural tuvo su impacto. Diría que me dio por querer buscar el sonido correcto, al igual que las palabras correctas, en cada contexto. Aprendí a jugar con un balance delicado entre intención y capacidad de adaptación. En cierto sentido, creo que hay que hacerse valer en cada sitio al que uno va, pero teniendo la inteligencia emocional para llevar la conversación, o el set, de manera que quien esté del otro lado lo reciba bien. Saber adaptarse es esencial.

¿Recuerdas el momento en que sentiste que tu camino estaba ligado a la música electrónica de manera definitiva?

Sinceramente, no. Mi madre siempre decía que aprendí a bailar antes que a caminar. Fue con “Ballando Ballando” de Lucio Dalla que se dio cuenta. Supongo que fue desde antes de que tuviera habilidad para recordar cosas… Por otro lado, creo que nada es definitivo en la vida y mi camino está más ligado a la conexión entre personas. La música me ofreció la mejor manera para conectar con gente afín.
Lo que sí entendí en mi adolescencia fue que me gustaba lo suficiente la fiesta como para dedicarme profesionalmente a ello. Con el tiempo empecé a entender la música en general como máxima expresión de emociones. Dentro de la electrónica se abrió una sinfonía de posibilidades que permitía una gama muy amplia de dicha expresión, y de ahí empecé un proceso muy orgánico de búsqueda y refinación del sonido que, en principio, no creo que acabe nunca.

En 2014 empiezas a organizar eventos en Madrid y unos años después nace Quinoa. ¿Cómo surgió la idea de crear un sello propio?

La idea de Quinoa nació con Moulin, porque queríamos dar un paso y proponer algo nuevo en el panorama musical madrileño. Vimos un nicho inexplorado que justo encajaba con nuestros gustos y estaba un pelín más allá de lo que se proponía en la ciudad. Él traía un conocimiento musical de vanguardia que me hizo aprender mucho y yo traía conocimiento esencial operativo y de negocio en cuanto a organización de eventos. Nos complementábamos bien y empezamos a programar fechas.
La idea del sello nace bastante después, en 2022. Un proyecto que empecé con otro socio que se sumó después del primer evento, Andrei aka Solar Punk. Ahora lo llevo yo solo, pero el reto fue lo de diggear en modalidad “hard” directamente de la fuente y dar una plataforma a artistas emergentes que encajasen con nuestra visión sonora.

El nombre siempre llama la atención. ¿Por qué “Quinoa”? ¿Qué queríais transmitir con él?

Fue el resultado inesperado de mucho brainstorming. Queríamos algo un poco absurdo y juguetón que sonase bien y despertara la curiosidad. “No lo pienses mucho” era un poco el mensaje ahí para generar ese momento WTF. Además, soy un nerd de la comida tipo superfoods, infusiones, nootropics, Ayurveda y esas cosas, así que me encajaba mucho.

Al principio, Quinoa estaba muy ligado a la organización de eventos itinerantes en Madrid. ¿Qué buscabais con ese formato?

La intención era siempre proponer algo nuevo. Al principio queríamos traer a los clubes una experiencia más allá de la música con activaciones estilo festival. Una destacable fue nuestra colaboración con Akyute, donde pusimos una instalación para que los invitados hicieran música con plantas en una sala del local.
Por otro lado, en Madrid hay una cuestión de escasez con las salas. Cada una tiene sus pros y sus contras, así que tardamos un rato en asentarnos en un sitio donde veíamos continuidad, pero así teníamos la oportunidad de aportar algo totalmente nuevo cada vez y experimentar con formatos diferentes. Fue un proceso esencial.

¿Cuál era la visión musical inicial de Quinoa y cómo fue cambiando con los años?

Al principio justo salíamos de la vena Sunwaves de 2017, así que estábamos a tope con el minimal y sus variantes. Esa fase no duró mucho. Muy pronto olas de Acid, Progressive, Electro, Techno, Italo y por supuesto House entraron a formar parte del palette. No puedo decir que la evolución fue totalmente ajena a las modas, vivimos tanto la fase “house 90” como la “electro 2000”, que nos influenciaron como a la mayoría de DJs, pero siempre con la ambición de adaptarnos y proponer nuestro sonido. Al final sí que conseguimos crear un estilo más “timeless” y armonioso. Algo que llega con el tiempo y la experiencia de pista creo, y que seguirá refinándose.

La llegada de Solar Punk como socio fue clave. ¿Qué aportó él a la construcción del proyecto?

Todo. Fue quien hacía los flyers hasta hace poco, quien me motivó a lanzar el label, quien me aguantaba en los momentos más difíciles y con quien celebraba los éxitos. Luego se especializó en arquitectura y producción de estructuras efímeras (como el escenario en la jungla en Bahía). Ahora lanzó su propio sello Barbatus D. Wreckords y se ha desligado un poco de Quinoa, pero no hay duda de que fuimos fundamentales el uno para el otro en el desarrollo artístico-musical, y siempre se lo voy a agradecer.

En plena pandemia, cuando todo se tambaleaba, lograsteis seguir activos con el radio show en Radio Relativa. ¿Qué significó esa etapa para el sello?

Fue una etapa muy bonita porque nos dio la primera oportunidad de salir un poco del contexto “música de baile”. Era un compromiso en el que, sí o sí, teníamos que armar un set y generar una propuesta consistente y atractiva. Fue, sobre todo, un ejercicio de disciplina al tener un compromiso musical recurrente y serio. Y nos permitió explorar otras facetas sin las expectativas de una pista de baile en frente. Así hicimos capítulos de downtempo, d&b/jungle, ambient y curando narrativas diferentes que ampliaron el rango de las posibilidades.

Poco después empezasteis a conectar con colectivos de otras ciudades europeas. ¿Cómo influyó esa apertura en la identidad de Quinoa?

Al final se trata de eso, ¿no? Conectar con gente con la que nos entendemos para crear experiencias juntos. Han sido también oportunidades bonitas para poner a Madrid en el mapa de la electrónica underground internacional. Invitar a gente de fuera siempre es un placer para enseñarles un poco de la buena vida madrileña y contribuir en el panorama cultural local. Por supuesto, tener luego la oportunidad de salir de Madrid de la mano de gente con la que confiamos hace también una buena historia. Hemos tenido la suerte de conocer a gente realmente original y genuina en este camino, y de haber podido expandir nuestras conexiones por el mundo.

El primer disco del sello fue un hito importante. ¿Qué recuerdas de ese lanzamiento y cómo entiendes hoy el catálogo que habéis construido?

El primero fue el más duro. Ya no solo porque era más difícil conseguir la música para algo que no tuviese todavía ningún recorrido, sino también porque encontramos algún retraso logístico con los primeros colaboradores con los que trabajamos. La intención fue siempre que cada referencia del sello fuese una obra completa de por sí: discos versátiles que pudiesen servir para diferentes ocasiones y que no fueran limitados por géneros en los que encajar. El primero fue un split EP entre Pan-J (Túnez) y Roma Khropko (Ucrania) y marcó también el principio de una trilogía titulada “The Nutritionist’s Guide To The Galaxy”, que pronto se cerrará con el tercer capítulo.
Viendo la evolución del proyecto, puedo decir que sin duda la visión inicial se supo mantener. Tener variedad —tanto en cada disco como en la totalidad de la discografía— era casi inevitable para poder abarcar la diversidad de gustos y sonidos que representan la identidad de Quinoa. Estoy muy orgulloso de lo que se ha logrado hasta ahora y muy agradecido con los artistas y colaboradores que han confiado en nosotros para dejarnos su música. También agradezco a la gente que ha apoyado la música comprando y tocando los discos.

Ahora Quinoa tiene residencias en Madrid, Barcelona y Roma, y ha estado presente en ciudades como Ámsterdam, Londres, París y Río de Janeiro. ¿Qué aporta esa expansión internacional al proyecto?

¡Que podamos bailar en más sitios increíbles! Y que sigamos desarrollando la marca en todas las escenas de nuestro nicho que haya por el mundo. Además, como las pistas están compuestas de puros DJs hoy en día, que algunos lleguen a comprar nuestros discos también ayuda. Además, expandimos nuestra red de contactos y seguimos creciendo en todos los sentidos. Más fiestas, más artistas para el label y, poco a poco, más support. ¡Una bola de nieve a la que todo suma!

Con seis referencias ya publicadas, más lanzamientos en camino y un segundo tour en Latinoamérica, ¿hacia dónde quieres llevar Quinoa en esta nueva etapa?

La verdad es que estoy bastante contento con el punto en el que está el proyecto. A pesar de la narrativa capitalista de nuestra sociedad —en la que tenemos la obligación de crecer o morir—, estoy en un punto en el que el ritmo actual encaja muy bien con mi vida. Más foco en el sello y en showcases, menos eventos y más mirados. El trabajo del promotor es muy arriesgado y duro, por eso el foco de los próximos eventos que hagamos estará puesto en los artistas que han contribuido a nuestro crecimiento. Algo que nunca podremos dejar de hacer será obsesionarnos en la búsqueda de nuevos sonidos, y esto va de la mano de las ganas de compartirlos. Simplemente quiero seguir en esta trayectoria y que surja lo que surja. Como decíamos a menudo en la radio: let the music do the talking.

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