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Entrevistamos a Luca Lozano

"Me encanta estar en el estudio, es mi lugar feliz."

  • Fede Cortina
  • 22 September 2025
Entrevistamos a Luca Lozano

Pocos artistas encarnan tan bien la idea de “todoterreno creativo” como Luca Lozano. Productor de bangers, DJ con gran trayectoria y diseñador gráfico con un estilo inconfundible, el artista británico lleva más de una década construyendo un universo propio donde música e imagen se entrelazan de manera orgánica. Al frente de Klasse Wrecks, sello que dirige junto a Mr. Ho, ha firmado algunos de los lanzamientos más influyentes de la escena underground, al tiempo que ha desarrollado un imaginario visual que hoy es referencia tanto en flyers, fanzines y portadas como en la cultura de club en general.

En esta entrevista, Luca repasa sus primeros recuerdos con la música y el arte, los inicios de Klasse Wrecks en Berlín, su conexión con Asia, su filosofía creativa en el estudio y sus nuevas aventuras en el mundo de la moda. Una charla que revela a un artista inquieto, en constante movimiento y con la mirada siempre puesta en lo que está por venir.

Bienvenido, Luca, es un honor tenerte aquí. No solo estás detrás de algunas de las producciones más potentes de los últimos años, sino que también diriges Klasse Wrecks y has desarrollado un lenguaje visual muy particular como diseñador gráfico. ¿Qué rama del arte fue la primera con la que conectaste en tu vida?

Recuerdo gran parte de mi pasado a través de la música, los discos y las portadas. Podría remontarme a cuando tenía 8 o 9 años,… Pasaba mucho tiempo en la biblioteca sacando cintas, me las llevaba a casa, las escuchaba con auriculares e intentaba imitar los pasos de baile que veía en la tele. Escuchaba mucho RnB y pop de la época: Five Star, Janet Jackson, Bobby Brown… y el disco Bad de Michael Jackson, que debo haber escuchado más de mil veces. Todavía recuerdo bien las portadas y libretos, los estudiaba mientras sonaba la música. Para mí, la conexión entre lo visual y lo sonoro fue instantánea.

También me encantaban los dibujos animados: pasaba las mañanas del fin de semana viendo la tele y dibujando a las Tortugas Ninja hasta que podía reproducirlas de memoria. Siempre tenía rotuladores junto al sofá. Y curiosamente eso nunca se detuvo… hoy mismo, mientras escribo estas respuestas, tengo la tele puesta de fondo.

Otro recuerdo fuerte es el graffiti en las calles y trenes de Londres, debía tener 5 o 6 años. Me fascinaba ver piezas y tags pintados en la ciudad, preguntarme cómo y por qué lo hacían. Londres era un caos precioso en aquellos días.

La primera música electrónica que recuerdo escuchar fue Radioactivity de Kraftwerk, en casa de mi tío en Johannesburgo durante una tormenta. Me dejaron solo con su colección de vinilos y recuerdo perfectamente la portada en blanco y negro, el diseño gráfico tan sobrio, y cómo encajaba con la música.

Tu sello, Klasse Wrecks, asociado a un techno y house visionario que muchas veces cruza al electro y más allá, se ha convertido en un punto de referencia para cualquier DJ que compra vinilos. ¿Qué te llevó a crearlo junto a Mr. Ho? ¿Cómo recuerdas aquellos primeros días?

Empezamos hace unos 10 años en Berlín. Yo acababa de mudarme y tenía la necesidad de iniciar algo nuevo, fresco, quizá reinventarme. Estábamos rodeados de clubs y música, así que se sentía natural. Siempre me gustó la idea de tener un hogar propio donde mis amigos y yo pudiésemos editar música. Ya había tenido lanzamientos en otros sellos, pero quería controlar también la parte visual y de promoción. Me encantaban los sellos con identidad gráfica fuerte y coherente, y quería lo mismo para Klasse Wrecks: no desviarnos del estilo original.

Berlín en esos años (mediados de 2000) parecía abierto y libre, quizá es mi perspectiva, pero se sentía como que todo era posible. Recuerdo enviar cientos de discos, mover cajas en monopatín por las calles empedradas de Neukölln, o quedarme en la trastienda de Sameheads (donde tenía el estudio) cortando a mano fundas para las fiestas Graffiti Tapes. Había una fuerte cultura DIY y yo sentía que estaba “pagando mis deudas”. Me alegra haberlo hecho así… y también me alegra no tener que hacerlo más.

El sello también tiene una conexión muy fuerte con Asia tanto a nivel visual como musical.¿Qué nos puedes contar de esa relación?

El sello está registrado en Hong Kong, que es de donde es Michael y donde vive ahora. He pasado mucho tiempo allí visitándole, y también en Japón, Vietnam y Tailandia. Aunque yo vivo en Reino Unido y nuestra distribución está en España y Holanda, de alguna forma nuestro “hogar” sigue siendo Hong Kong.

Siempre tuve afinidad con la cultura japonesa y china. Algunos de los primeros lanzamientos del sello fueron de artistas japoneses y sigo escuchando mucha música de allí. Lo gráfico, la tipografía y la estética fueron una gran atracción para mí desde el principio, porque todo lo que experimento —sea música o comida— lo conecto con un lenguaje visual. Y Asia lo tiene muy presente.

Además, me interesa apoyar y formar parte de la escena allí. Tras el Covid la comunidad explotó y está saliendo música increíble de Corea del Sur, Vietnam y otros países. La escena internacional se ha equilibrado en los últimos años y me alegra ver ese cambio.

Uno de los lanzamientos más memorables fue ‘BAIL-E’ de Moogwa y Mr. Ho, un hit global en los clubes. ¿Crees que ese track posicionó al sello a otro nivel, o todo fluyó de forma natural?

Fue una historia curiosa: salió en plena pandemia y casi no ve la luz. Cuando terminó el confinamiento y volvieron las fiestas, empezó a sonar por todas partes, incluso en sets de DJs que normalmente no pinchan nuestro material. Coincidió con un resurgir del interés por el Baile Funk y los sonidos brasileños. El beat es tan simple como efectivo, tiene una magia difícil de explicar.

El disco se ha reeditado varias veces y estoy muy agradecido por el apoyo. Nos abrió a un nuevo público, pero nunca intentamos explotarlo demasiado. Hicimos un par de remixes, pero no centramos toda nuestra energía ahí. Puede ser un arma de doble filo cuando un track te define como artista o sello, porque cuando pasa la moda puedes quedarte atrás. Preferimos disfrutar el momento y seguir adelante, sin caer en la tentación de repetir la fórmula hasta el desgaste.


Como productor eres muy versátil: casi todo coleccionista tiene al menos un vinilo tuyo. ¿Cómo sueles abordar el proceso creativo en el estudio? ¿Y cómo equilibras tu vida entre DJ, productor y diseñador?

Me encanta estar en el estudio, es mi lugar feliz. Últimamente invierto mucho en un equipo nuevo y en aprenderlo. Ojalá tuviera más tiempo a la semana para dedicarle.

Cada sesión es distinta, no me gusta repetir procesos ni técnicas. Lo que mejor me funciona es entrar sin ninguna intención previa, con la mente en blanco. No sé trabajar con encargos ni con la idea de “voy a hacer un track de tal estilo”. La libertad es clave.

Escucho muchísima música de los 90 y 2000. Cuando hago diseño gráfico tengo YouTube de fondo, dejándome sorprender por su algoritmo. Cuantas más referencias musicales tengas en la memoria, más interesantes son las decisiones que tomas al producir. Es como un pintor con una paleta infinita de colores.

En cuanto al equilibrio… ahora mismo es más bien caos. Hago lo que sea más urgente: si hay un encargo de diseño, me concentro en eso; si hay un tour, el foco es ese. Aprendí que no se puede hacer todo a la vez. Cuando Michael viene a Sheffield nos encerramos en sesiones maratonianas de días, dejando todo lo demás de lado. No se puede ir al estudio una hora y esperar resultados: necesitas tiempo para probar, jugar y equivocarte.

¿Cómo es tu set up de estudio actual? Y la pregunta inevitable: ¿crees que hoy se pueden lograr los mismos resultados solo con un ordenador?

Tengo la suerte de compartir estudio con mi amigo DJ Steve (que también ha editado en el sello). Él tiene una colección enorme de clásicos, sobre todo Roland. Estamos construyendo juntos una buena colección.

Ahora disfruto más las limitaciones. Cuando empecé solo tenía un portátil y miles de plugins. Hoy prefiero trabajar con 2 o 3 máquinas por sesión. Recientemente conseguí un Korg Delta de finales de los 70, divertido pero complicado de integrar con equipos modernos. También uso una TR-707 modificada con kits clásicos (Linn, 808, 909…) y eso me da un sonido homogéneo para las baterías. Otra joya que encontramos fue una vieja mesa Yamaha de 8 canales, modificada para entradas separadas: todo suena crudo y vivo pasando por ella.

Nuestro estudio está bajo tierra en una zona industrial de Sheffield, sin ventanas ni cobertura, y eso me ayuda a desconectar de distracciones.

Creo que al final no importa qué uses. No hay estándar de oro: algunos de los tracks más frescos los hace un adolescente brasileño con un teclado MIDI y un PC viejo. Tener un estudio no te hace mejor productor, igual que pinchar solo vinilo no te hace mejor DJ. La música que amamos del pasado fue hecha con equipos limitados, mal grabada, distorsionada… lo que importa es la imaginación.

Como diseñador, tu estilo es muy reconocible, a menudo con solo dos colores. ¿Qué fue lo primero que te atrajo del diseño? ¿Cómo definirías tu estilo visual?

Empecé diseñando flyers para nuestras primeras fiestas en Londres, mucho antes de Klasse Wrecks. Usaba un Photoshop pirata y los imprimía en una copistería de Brixton, más barato si era tinta de un solo color en papel de color. Eso se me quedó grabado. Me inspiraban mucho los flyers de hip hop y hardcore punk, nacidos de la necesidad y las limitaciones.

Cuando vivía en Berlín pensé que sería buena idea darle un nombre a mi alter ego de diseño, crear una marca unificada. Mucha gente me pedía trabajos y me gustaba cómo el diseño y la música se alimentaban entre sí. Desarrollé un estilo con pocos colores, técnicas de bitmapping, y con el objetivo de darle un aire analógico en un momento en que todo el arte digital me parecía frío y aburrido.

Mi estilo es rápido, divertido y efímero. Uso muchas referencias robadas y recontextualizo gráficos antiguos: igual que en la música, es como samplear.

También has publicado fanzines recopilando logos, flyers e ilustraciones de sellos y fiestas de los 90. ¿Qué te motivó a crear esos libros?

Creo que la respuesta vuelve a la idea de las referencias. Como artista eres la suma de tus conocimientos y archivos. Mientras trabajaba, iba guardando ejemplos de sellos y portadas sin darme cuenta, hasta que pensé que podían interesar a otros diseñadores. Desde que hicimos el primer fanzine, el mundo de los archivos explotó: a la gente le encanta tener todo a mano.

Luego probamos con otras temáticas y me divierte el proceso de investigación, porque alimenta mi propio trabajo. Seguimos encontrando nuevos temas y los reunimos en la serie.

¿Quiénes son tus mayores inspiraciones en diseño? ¿Y en cuanto a música?

Mis primeros flyers eran plagios de Buddy Esq Jr, un diseñador de Nueva York que trabajó con los primeros raperos y breakdancers. Usaba letraset y entendía perfectamente el poder del contraste y el espacio.

Más allá de él, no sigo diseñadores concretos: me inspiro más en la estética del rave y en la cultura de la música dance. Me gusta revisar revistas y portadas antiguas, pero también cosas ajenas al diseño “profesional”: anuncios en revistas viejas, logotipos amateur, carteles hechos a mano en los mercados de Brixton… para mí, ahí está el oro puro.

En música es imposible responder con nombres concretos. Mi viaje musical evoluciona constantemente. Paso meses o años explorando un estilo o época: lo hice con el rave y el breakbeat de los 90, ahora estoy disfrutando el electro y techno de mediados de los 2000. Empecé a pinchar en 2002, así que es como reencontrarme con las raíces y redescubrir joyas olvidadas.

¿De qué manera sientes que puedes conectar distintas disciplinas artísticas con la música como hilo conductor? ¿Hay alguna otra forma de arte que aún quieras explorar?

Estoy arrancando un proyecto de moda, una marca de ropa. Siempre me ha interesado y sigo muy de cerca las tendencias, sobre todo de marcas japonesas. Estoy empezando sencillo, pero quiero aprender cómo funciona llevar un sello de moda de verdad. Música y moda siempre han estado ligadas en lo más innovador.

Además, siempre he querido pintar. Me atrae la idea de crear obras sin un propósito inmediato. Pero claro, necesitaría aún más tiempo libre… quizá algún día.

Para terminar: ¿qué proyectos próximos te ilusionan más ahora mismo?

Siempre hay cosas nuevas en camino, pero no suelo hablar de ellas hasta que salen. Me gusta la sorpresa de que la gente descubra los discos frescos.

Ahora mismo estoy muy centrado en lanzar la marca de ropa. Ya tengo stock y estoy decidiendo a quién enviar las primeras camisetas, sobre todo a amigos y DJs. Prefiero que crezca de forma orgánica, sin prisas.

Y, por supuesto, lo que más me emociona es volver al estudio y hacer más música. Estoy en racha y quiero ser más libre a la hora de mandar mis producciones a otros sellos. Me apetece colaborar más y, como bromeo a veces, saturar el mercado con “Lozano bangers”.

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