A muerte contigo Nina Kraviz
Una DJ imprescindible se mire como se mire
La semana pasada el festival de Coachella subió a su canal de You Tube la polémica actuación de Nina Kraviz, que tanto debate creó y que hizo despertar una vez más a su horda de haters. Y ya sabéis cómo son los haters, se cebaron de lo lindo. Con la aparición de este vídeo han vuelto a la carga, insaciables, con su típico “ya os lo dje”, “comprobadlo por vosotros mismo”, “una imagen vale más que mil palabras”, bla bla bla. Y como no podía ser de otra forma, estos haters incidieron en aquellos aspectos más controvertidos. Para tener una opinión razonada y no dejarme influir por lo que digan unos y otros, me lo puse en la tele y me senté en el sofá con una tarrina de helado para ver del tirón los 57 minutos de su actuación.
Nina simplemente montó una performance, puede que algún gurú del marketing haya diseñado un nombre más cool para definirlo, pero lo que los asistentes al festival vieron fue una performance en toda regla.Transformó el escenario en el salón de su casa, con sus muebles, sus mesas y sus lámparas vintage. En aquel decorado más que moverse parecía levitar, bailaba, pinchaba, cantaba y posaba frente a unos espejos estratégicamente situados. Un no parar, todo un despliegue conceptual. Puede que lo más criticable de su actuación fue su ubicación. Un espectáculo como éste demanda un espacio más íntimo, un museo o un teatro. Realizarlo en un festival quizá desvirtúe el mensaje, ya que los festivaleros buscan más diversión que reflexión.
Quitando el tema de la localización, creo que la calidad de su actuación es claramente debatible. A muchos os gustará, muchos la destaréis, algunos aguantarán hasta el final y otros abandonaréis el barco en el minutos dos. Quizá penséis que está como una cabra o que es un genio, da igual, con Nina Kravitz jamás habrá término medio.Y es por esto, por todo esto, me atrevo a asegurar que Nina es imprescindible. No hay nada más triste que un artista indiferente. La situación actual de la escena Clubbing necesita artistas que creen debate, que generen contenido, que con sus errores y sus aciertos ayuden a que la música electrónica no se estanque. Porque cuando algo se estanca termina pudriéndose. Por eso Nina Kraviz es imprescindible, porque remueve las aguas. Nunca sabes por dónde te va a salir, no sabes si te va a dejar con la boca abierta de admiración o te va a provocar un bostezo subconsciente. Eso la transforma en una artista impredecible y esa falta de certeza es lo que engancha.., ¿qué va a suceder? Esta es la pregunta que ocupó mi cabeza durante el visionado de la actuación de Nina en Coachella.
Muchos haters califican de forma despectiva a Nina Kraviz como personaje. No se dan cuenta que en el contexto del arte ser un personaje es un plus. En un tiempo en el que el marketing es capaz de diseñar una carrera y la personalidad de un DJ, la extravagancia de Nina es real, le nace de dentro. Si fuera postureo guionizado cantaría a la legua, sería sencillo de detectar. Pero en el caso de Nina es evidente que su imaginación y su actitud descarada son sus motores.
Por estas y por muchas más razones pienso que en la escena electrónica se necesitan más “Ninas Kravitzs”, artistas controvertidos capaces de generar opiniones antagónicas. Ya vamos sobrados de DJs aburridos incapaces de empatizar con el público y que se toman su profesión como un trabajo de oficina. A muerte con Nina Kraviz, siempre, cuando metas la pata y cuando salgas a hombros, porque esto es exactamente lo que te hace humana y más cercana a nosotros.., pobres mortales.