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Culture

La recuperación de los festivales tendrá que ser... sostenible

Artículo de Alex Dakov para el especial Hello Sostenibles! en #MixmagSpain00

  • Alex Dakov
  • 29 December 2020

Vivimos en tiempos inciertos. Por primera vez en nuestra vidas, no podemos planear cuáles serán los próximos festivales a los que iremos.

Las agendas culturales están vacías y no sabemos cuándo será la próxima vez que podremos disfrutar de un buen concierto con amigos.

Más difícil es la situación todavía para cientos de promotores, organizadores, empresas de servicios y artistas, que ven como normalmente sus apretadas agendas han quedado diluidas en unas incómodas páginas en blanco.

En este clima, en el que todo un sector clama por ayudas y planes de recuperación específicos que no terminan de llegar, nos preguntamos… ¿Cómo serán los festivales del futuro? ¿Qué requisitos tendrán que tener para poder optar a las ayudas de los fondos europeos?

Y es que, a pesar de ser todavía incierto qué ayudas se concederán y cómo llegarán a cada sector, ya es oficial que todos los fondos inyectados por la Unión Europea y el Estado, tendrán una dirección y unos objetivos claros: La agenda 2030, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Con especial énfasis en sostenibilidad y cambio climático.

¿Y entonces? ¿Cómo se tendrán que adaptar los festivales para alinearse a estos objetivos?

Bien, la realidad es que los festivales, por su característica de evento “efímero” (es decir, que se crea íntegramente durante un corto periodo de tiempo, para luego desaparecer hasta el año siguiente) conllevan una huella medioambiental muy grande, que pocos promotores todavía se han parado a calcular.

Desde un punto de vista sencillo, y para no entrar en fórmulas complicadas, los festivales tendrán que empezar a contemplar su huella de impacto en 2 ámbitos: su impacto “directo” y su impacto “indirecto”.

Dentro del impacto directo de cada festival, se tendrán que analizar todas las operaciones gestionadas de manera directa para la propia movilización y producción del festival, con especial atención en:

- Cantidad y tipos de residuos generados. Desde los plásticos, botellas, latas, vasos, utilizados en las barras, hasta el tratamiento de residuos orgánicos de comida, pasando por las aguas residuales o productos químicos utilizados en W.C´s portátiles, cada festival tendrá que hacerse responsable de reducir en la medida de lo posible y tratar de forma correcta sus desechos.

- Selección de materiales. Si por algo destaca la producción de un festival, es por la cantidad de objetos producidos que tienen una duración y una vida limitada, que una vez pasada la fecha del festival se convierten en objetivos sin valor, o más bien, residuos.

Desde material gráfico, posters, carteles, anuncios, banners, a objetos de decoración o merchandising, todos ellos pasan de ser imprescindibles horas antes del evento a trastos inútiles horas después.

Bien, es hora de tratar de reducir la cantidad de objetos que producimos, y sobre todo, de seleccionar los materiales con los que lo hacemos. En inglés, existe un término muy bonito llamado “upcycling”, por el cual, a un objeto ya utilizado, se le puede dar una vida o uso nuevo totalmente diferente.

¿Seremos capaces de hacer un buen “upcycling” de la decoración antigua?

- Co2 y huella de carbono. Hoy en día ya cada vez más está en boca de todos: la famosa huella de carbono, pero ¿cómo podemos definirla de manera sencilla, y sin tener que echar mano de la calculadora?

Bien, tendremos que fijarnos en cuanto Co2 emite cada una de las partes que forman el conjunto.

Pongamos un ejemplo: un sandwich mixto. Tendremos que calcular el co2 que emite el pan, en su fabricación y transporte; el jamón, y las lonchas de queso. Sumaremos las 3 cifras y !listo! Tenemos la huella de carbono de un sandwich.

Esto, extrapolado a un festival, implica un gran análisis de proveedores, materiales, productos, transporte, logísticas y logísticas inversas, consumo de energía, y un largo etcétera, que nos dará un espeluznante número de toneladas de dióxido de carbono.

Bien, es hora de hacernos responsables de esas toneladas, y tratar de reducirlas y mientras tanto, compensarlas, ya que sino, como bien está quedando demostrado con el cambio climático, este coste medioambiental, al final, lo pagamos todos.

- Consumos. ¿Qué cantidad de energía se necesita para alimentar cada parte de un festival? ¿qué porcentaje de ella procede de energías sostenibles? Os imagináis el día de mañana un técnico del ayuntamiento haciéndonos esta pregunta para concedernos la licencia del festival? Pues igual no estamos tan lejos de ese día

- Insumos. ¿Qué cantidad de desechables se consumirán, y de qué tipo de material?

¿Seguimos dando a los asistentes vasos de plástico de un solo uso o ya tenemos un sistema de retorno integrado?

¿Qué cantidad de bridas, o flejes, o plásticos vamos a utilizar para el ensamblaje de los diferentes escenarios? ¿Hay alguna forma de reducirlo?

Y dentro del impacto indirecto, muchos promotores de festivales tendrán que valorar cuál es la huella que dejan en el lugar o entorno en el cual efectúan su actividad.

Es decir, queda muy bien “multiplicar la economía” de aquel pequeño pueblo x100, pero también tendremos que empezar a responder preguntas como:

- ¿Ha quedado ese pueblo, o paraje, más limpio que antes de empezar el festival?

- ¿Se ha incentivado el desarrollo cultural o económico de la zona?

- ¿Se han utilizado recursos locales?

- ¿Qué hemos hecho para mejorar la zona y la vida de ese entorno, al margen de la actividad económica?

Y, si hemos conseguido movilizar a 100.000 personas hasta aquí…¿Quién ha de hacerse responsable de la huella de carbono del transporte de todos y cada uno de ellos?

Y bien, puede que todo esto resulte un poco engorroso y difícil de plantear en estos momentos, pero sin duda es el camino que los festivales de la “nueva era” tendrán que coger tanto si quieren poder optar a los fondos y ayudas de la U.E. como para demostrarle a su audiencia que se preocupan y comparten los mismos valores diferenciales que ellos.

Porque hoy en día si hay algo que nos haga a las personas elegir entre un festival u otro, no es solo la experiencia o el elenco de artistas que podamos encontrar en un lugar u otro, sino los valores y el compromiso que nos comunican cada una de las marcas.

Hoy, la sostenibilidad, se convierte en un activo, que no solo se puede tangibilizar en hacer un lugar más ecológico y respetuosos con el medio ambiente, si no en conectar con millones de personas que consideran la sostenibilidad y la protección del medio ambiente como una prioridad en sus decisiones.


Puedes saber más sobre Alex Dakov en https://www.linkedin.com/in/alex-dakov/

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