Paul Lution llega a Madrid este viernes: hablamos con él antes de su live
Se presentará este viernes 26 en la fiesta Strain x Cadavra Club
El 26 de diciembre, Paul Lution aterriza en la cabina de Cavara Club en Madrid para la fiesta Strain con un directo que se mueve entre el acid, el techno y el electro, construido desde un imaginario propio y una conexión muy física con la pista.
Marco, el alias humano de Paul Lution, es parte del duo Punky and The Brain, junto a Otis y parte activa del colectivo Outcast Torino.
Con un setup reducido y una narrativa que aparece entre máquinas analógicas, un bajo y voces sampleadas de discursos científicos y transmisiones espaciales, su live funciona como un viaje continuo, pensado para el club pero abierto a la interpretación.
Hablamos con él sobre el origen de su proyecto, el papel de la ciencia en su música y la forma en la que entiende el directo como un espacio compartido entre cuerpo, sonido y conciencia.
¿Cuándo nace esta identidad de pirata espacial? ¿Cómo fue el momento en el que Paul Lution se convirtió en el protagonista de tu universo artístico?
Paul Lution nació hace cuatro años, en el sótano de Nasty Records, en un momento bastante particular de mi vida. Sentía una fuerte necesidad de expresarme y de volver a tocar, pero quería hacerlo con un proyecto diferente, más enfocado y con una identidad muy definida.
Imaginé un superhéroe con las cualidades que admiraba de niño: amante de los piratas, de la ciencia, del espacio y de los juegos de palabras. Y poco a poco todo encajó.
Las gafitas llegaron casi solas; cada vez que me las pongo, entro en personaje y activo mis “superpoderes”. Cuando me las quito… se acaba la magia.
Tu directo, además de encender la pista, nos invita a reflexionar sobre el cuidado del planeta. ¿Qué papel ocupa la ciencia en tu imaginario musical?
La ciencia siempre me ha fascinado. Me da retos, referencias y una estética de la que tirar: sonidos, expresiones, ideas. Es un contenedor enorme lleno de inspiración.
También la exploro con mi socio Otis en nuestro live conjunto, donde jugamos con narrativas científicas y experimentos —algunos incluso acaban en “electroshocks” ficticios—. Es parte del humor y del universo que estamos construyendo.
¿Hay un momento concreto durante tus directos en el que sientes que el set se despega de la realidad y entra en otro plano?
Sí. Cuando empiezo, el tiempo parece ir muy lento. Pero después de un rato —entre una sonrisa, un baile y la concentración— de repente me doy cuenta de que estoy en otro lugar. Y cuando vuelvo a la realidad… mi tiempo en cabina ya ha terminado.
¿Cuál es tu setup preferido? ¿Cuál consideras tu “arma secreta”?
El que uso actualmente. Partí de los sintes que más utilizaba y que me permitían tener: una drum potente y versátil, un bajo muy presente, y un sinte que me dejara jugar con el vocoder y divertirme con sus características.
El ordenador también es imprescindible como secuenciador y para lanzar voces y samples de forma rápida y flexible.
¿Cómo puede la música servir para hablar de temas invisibles, como la polución que nadie ve pero que sigue ahí?
Crecí escuchando géneros muy politizados, y me marcó esa capacidad de transmitir ideas. La música electrónica, al tener pocas palabras, es un lenguaje universal.
Creo que, si tienes un escenario para expresarte, es importante compartir puntos de vista, aunque sea de forma sutil y abierta a la interpretación.
El 26 de diciembre tocarás en Cadavra para la fiesta de Strain. ¿Qué te entusiasma especialmente de esa noche? ¿Hay algo que te gustaría transmitir al público?
Me hace mucha ilusión tocar por primera vez en un club tan cálido y acogedor.
Quiero compartir con el público mi amor por la música y por lo que hago, y reencontrarme con la familia de Strain y con Paz, a quienes tengo muchísimas ganas de abrazar.
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En los viajes interiores que propones con tu música, ¿hay alguna emoción o imagen que te gustaría que el público se llevara al salir del club?
Ojalá pueda dejar siempre un buen recuerdo.
Si pudiera elegir una imagen, sería una llanura de estrellas, una especie de atardecer cósmico que puedan guardar en el corazón y visualizar en los momentos especiales.
Tus lives tienen una carga emocional muy fuerte y desprenden mucha energía. ¿Cómo nació la necesidad de expresarte a través de la música electrónica?
De joven tenía una banda de punk rock, y me encantaba saltar y tocar con mis amigos. Luego descubrí la electrónica y me atravesó por completo.
Poco después empecé a producir: me permitía moverme de un instrumento a otro y explorar distintos estilos. Esa búsqueda sigue viva.
Para cerrar, ¿te gustaría compartir una reflexión personal?
Últimamente estoy pensando mucho en las relaciones personales y en la comunicación. A veces siento que me expreso mejor con la música que con las palabras. Es una sensación preciosa, pero también quiero mejorar mi comunicación hablada y mis relaciones interpersonales.
