FOIE GRAS firma el episodio 006 de nuestro Exclusive Mix

En nuestro Exclusive Mix 006 presentamos a Foie Gras, un proyecto que entiende la música como una forma de intervención más que de expresión.

Este set es 100% en vinilo, con discos seleccionados uno a uno directamente de su colección cruzando géneros y épocas con delicadeza: desde ritmos percusivos y tribales que marcan las primeras horas, hasta líneas de sintetizador pesadas que activan la pista en su punto más álgido.

¿Cómo te describes como artista?
Trabajo con sonido como si fuera un material. En ese sentido, no me interesa tanto el género o el estilo como la posibilidad de operar con capas: narrativas, referencias culturales, texturas. Vengo del diseño gráfico, así que estoy entrenado para construir identidades visuales; con la música hago lo mismo, pero desde la escucha. No me interesa “expresarme”, sino diseñar contextos. Si se puede bailar, mejor.

¿Cómo influye tu carácter multidisciplinar en tu forma de ver la vida y a la hora de trabajar?

Para mí el diseño, la música, la curaduría, incluso la gestión, son formas distintas de articular lo mismo: un lenguaje, una mirada, una manera de estar en el mundo. No me interesa el virtuosismo ni la técnica por acumulación, sino usar lo que haga falta para intervenir. Pero este enfoque también es un arma de doble filo. En mi caso, surge de un rechazo temprano a tener que elegir un único camino. Desde adolescente supe mejor lo que no quería hacer, que lo que sí. Y en ese proceso he ido tocando distintos palos, movido más por la curiosidad que por una estrategia.
No creo que vaya a dedicarme por mucho tiempo a la música, honestamente. Siempre acabo interesándome por otra materia que desconozco e impulsado por el aprendizaje y el misterio.

¿Cómo se manifiesta para ti la verdadera inspiración?
No tengo una visión romántica de la inspiración. Trabajo desde la observación, el archivo, el análisis. A veces un sample descontextualizado puede ser más potente que una idea original. Me interesa cómo se construye la música, para quién, con qué fin.
Pero también me inspiro en otros artistas, como cuando patinaba o cuando diseñaba tipografías. Inspirarse en otros es parte del aprendizaje y de formar un lenguaje propio durante el camino. Y si viene desde la honestidad y la admiración, aún más.

¿Qué hay detrás de Pachanga? Y cuál es el mensaje a transmitir.
Es un contenedor abierto que uso para poner cosas en común. En ese sentido, funciona como infraestructura mínima. Una forma de ocupar espacios; en clubs, en plataformas, en la ciudad… Todo sin tener que justificarlo todo con un business plan.
Subimos rips de discos difíciles de encontrar, damos visibilidad a otros artistas, programamos música en espacios íntimos. Por lo que también es una forma aportar a la escena.

¿Qué historia cuenta este mix para Mixmag?
Mi último mix lo grabé en Rinse (París) hace un año. Desde entonces, he atravesado algunos cambios a nivel artístico, así que este mix funciona como una especie de espejismo: una forma de intuir hacia dónde me está llevando la exploración de nuevos sonidos.
Los discos los he seleccionado uno a uno, directamente de mi colección. El mix comparte hallazgos eclécticos y poco comunes, cruzando géneros y épocas con delicadeza: desde ritmos percusivos y tribales hasta tech house y electro de los 2000s que puede marcar el tono en las primeras horas o activar a la pista en su punto más álgido.