Entrevistamos a Andrés Campo
“La música es intuición. Por eso he roto muchas lanzas y muchas barreras”
Autor: Borja Comino
Andres Campo, uno de los DJs más relevantes del panorama electrónico actual, nunca ha sido un artista que siga los caminos preestablecidos. Cuando era un chavalín dedicaba todos sus ahorros a comprar el material necesario para producir música y poder pinchar, lo que le convirtió con toda probabilidad en uno de los DJs más jóvenes a nivel nacional en hacer bolos con cara y ojos. No tengo pruebas, pero me apuesto lo que sea. Desde estos primeros pasos como pinchadiscos y productor adolescente en Huesca, hasta llenar los escenarios más tochos en España y fuera, Andres ha demostrado ser un creador versátil y un narrador musical que no teme mezclar géneros, romper etiquetas y seguir sus instintos. Muestra de ello es la portada de este nuevo número de Mixmag Spain.
Este 2025 lo empieza con una gira concentrada durante el mes de febrero bajo el lema Alma Bakala. El inicio de esta gira está programado para el próximo 1 de febrero en Madrid, en un evento organizado por Hivernacle que se llevará a cabo en el recinto de Las Ventas. Apenas siete días más tarde, el 8 de febrero, la gira se trasladará a Barcelona, en la Sala Apolo. Todo esto, recordemos, se trata de All Night Long. La siguiente parada llevará al artista de vuelta a sus raíces el 15 de febrero, con una actuación en el histórico club Coliseum de Almudévar, en la provincia de Huesca. El 22 de febrero, el tour continuará en Bilbao (Sala Sonora) y finalmente, el cierre de la gira tendrá lugar el 1 de marzo en la icónica Discoteca Chocolate de Valencia, un templo del bakalao, que será el escenario del último All Night Long de esta serie de eventos. Con ello, lo que Andres quiere es desdibujar del todo los límites y las constricciones de lo que se supone que ha de ser un set de DJ, e incluso lo que se supone que ha de ser Andres Campo. O Kuki. Porque, precisamente, su autenticidad se basa en romper esquemas y dejar patente una actitud valiente. La prioridad es la conexión visceral y auténtica con la música.
¿Por qué decidiste hacer una gira condensada en lugar de espaciar las fechas?
Te explico: esto ya lo he venido haciendo como Alma Bakala en la sala Coliseum de Almudévar, coincidiendo con carnavales. De hecho, ya lo he hecho dos veces, y como la idea era exportarlo, este año cuando se preparó volver a Coliseum el 15 de febrero, dije: “vamos a intentar llevarlo a más sitios”. Fue perfecto porque caí en la cuenta de que el día 1 tenía agendado Hivernacle Pop Up Club, en Madrid, y el día 8 Sala Apolo, y me cuadró mucho agruparlo. Me faltaban por cerrar Sonora y Chocolate. Como Kuki hice muchas sesiones en el País Vasco y me he comido miles de afters, por eso le tiré la caña a Sonora en Bilbao. Como guinda a todo esto, tenía claro que debía acabar en Valencia, y para ello creo que la sala indicada era Chocolate. Ahí acabará el tour, y me llevo a toda mi gente. Será la hostia, nano.
Además, me parece que es una buena época del año porque, si no fuese así, durante el verano para mí es imposible por tema agenda y quería hacerlo todo unido porque también hay la idea de grabar todo esto. Es decir, tras estas cinco fechas, queremos sacar un documental que estará hecho con imágenes de todas las fiestas, hablando con toda la gente involucrada… Para mí era muy importante que fuese todo seguido. De hecho, había requests para hacer otras sesiones durante esas fechas en días libres, pensé que era mejor no hacerlas y enfocarme totalmente en este proyecto.
Explícame este proyecto bajo el criterio de Andres Campo.
Andres Campo está condicionado a poner según qué canciones. No siempre es así, pero digamos que está ligado a un estilo, aunque bien es sabido que soy de mostrar muchas caras en sesión, pero bajo este concepto me siento libre de poder mostrar todo mi ADN musical.
¿Y desde el punto de vista de Kuki?
Es una oportunidad para poder hacer sonar gran parte de mi colección musical, mis inicios y, sobre todo, un estilo muy particular al que he dedicado toda mi vida, y que ahora más que nunca tiene un lugar en la escena actual. Kuki es el nombre con el que empecé en esto de la música. Kuki es mi parte bakala si hablamos de música, con la que más gamberro me he sentido en cabina. Los chavales merecen escuchar una época musical que para mí es especial y, qué cojones, les va a hacer hervir la sangre. Alma Bakala surge, por lo tanto, de la necesidad de llevar a Kuki de gira junto con Andres Campo. Es un proyecto que nació en Coliseum, con una sesión extendida donde pinchaba la música con la que me crié. Tengo claro que a la gente que no la conoce, le va a flipar. Me veo en la obligación de llevar a cabo esta misión: romper barreras y hacer algo que la gente recuerde, juntar todo mi potencial musical sin importar estilos, razas ni religiones. Además, todo esto va regado de visuales de Héctor de la Puente. No conozco visión más perturbada que la suya para todo esto. Iremos presos. No sé si es el proyecto más importante que haré jamás, pero te puedo asegurar que le estoy poniendo mucha ilusión y huevos.
Si tuvieras que convencerme para ir, ¿cómo lo harías?
Hasta mis más mejores haters están haciendo cola para coger sitio en primera fila. Nada más que añadir (risas).
¿Dónde quieres ver en un futuro este proyecto?
No tengo un plan. Bueno, sí: que todo salga bien en este primer tour y que cada sesión sea un disparate. Lo que venga luego, pues luego vendrá. Ahora estoy centrado en lo que está por delante. Siempre digo que no sé adónde llegaré, pero tengo claro de dónde vengo. Esa frase cobra un sentido especial en este proyecto.
¿Cómo luce tu Spotify?
Cada año sale lo mismo. Lo que más escucho es The War on Drugs, Héroes del Silencio y Nils Frahm. Depende del año van disputándose la primera, segunda y tercera posición, pero siempre están ahí arriba.
¿Qué piensas de esta frase que utilizamos tanto los periodistas de “leer al público”?
Es como cuando te dicen en las entrevistas: “tiene mucha psicología de pista”. Yo pienso: “no he estudiado psicología”. Pero vamos, es algo que todo el mundo sabe interpretar. Tú sabes ver si la gente está aburrida o no, no hace falta ser un psicólogo ni ser un erudito en nada. Si tú estás poniendo música y la gente se viene arriba, lo notas y sabes por dónde tienes que tirar. No hay nada de místico aquí. Los DJs no somos oradores que atravesamos las almas y leemos el subconsciente. No. Tú haces algo, la gente reacciona y eso lo sientes.
Es como si cuentas un chiste y la gente se ríe o no. Si cuentas un chiste y no se ríen, ¿qué haces?
Ríete tú, quizá tu risa sea contagiosa. ¡Sigue probando!
Claro. Y si cuentas un chiste y la gente se ríe, ¿cuál sería el siguiente chiste que contarías?
En mi caso uno de humor negro o tonto.
Por supuesto. Pero volviendo al tema de leer la pista, ahí está lo que me cuesta pillar. ¿No debería suceder, entonces, que más o menos la gente siempre pida lo mismo?
Yo creo que más que tener “una capacidad especial”, tienes recursos. Por ejemplo, si vas a un sitio donde a la gente le gusta la música cañera y no llevas música cañera, pues has palmao’. Si tienes recursos, puedes adaptarte a todo. Imagínate que tú vas a una convención y tienes a un cocinero. Pues resulta que hoy a la gente le gusta el arroz. ¿Sabes hacer arroz? No, solo sabes hacer postres. Pues estás jodido. En cambio, si sabes hacer arroz, pues adelante. Es cuestión de adaptación y de saber a dónde vas. Tampoco hace falta ser muy listo para saber que si vas a un sitio donde coincides con artistas más duros en el cartel, la gente va a esperar música más dura. Es cuestión de hacer el trabajo previo y saber a dónde vas. No tiene mucho misterio.
Has estado trabajando con La Mala Rodríguez en un remix muy viral, ¿verdad?
Sí, lo que pasa es que no ha salido aún. Estas cosas van despacio. Ella me pidió hacer un remix y lo hicimos. Lo que ocurre es que quizás me adelanté demasiado, porque el remix es de un tema que aún no ha salido. Es de un álbum que ella aún no ha lanzado. Entonces, todo eso quedó parado porque no tendría sentido lanzar un remix antes que el tema original. Mucha gente pregunta por ese tema porque lo he pinchado y les ha encantado. La Mala también lo subió en sus redes, y eso generó aún más expectativa. Ahora me preguntan constantemente cuándo sale, y mi respuesta siempre es la misma: “pronto”. Sé que saldrá en 2025, pero aún no sé cuándo exactamente.
¿Vas a sacar material en solitario este año?
Sí. Tengo varios EPs firmados con sellos muy tochos y varios remixes, he hecho uno para Vitalic. He hecho uno también para un grupo de los 80, muy chulo, que supongo que también saldrá. Me gusta trabajar con remixes, sobre todo cuando suenan cosas que se escapan de mi zona de confort. O sea, que me venga un grupo de algo que no tenga nada que ver conmigo y me diga “toma, ahí tienes las partes, búscate la vida. Haz tú la melodía. Encájalo en tu mundo”. Eso me gusta, me atrae.
Desde que empezaste a pinchar hasta que te pusiste a producir, ¿cuánto
tiempo pasó?
No mucho. De hecho, te voy a enseñar algo –me enseña varias fotos del tinglado que tenía montado con sintes, previos y samplers en su habitación siendo un adolescente–. Recuerdo que con 16 años me compré, con mi primer sueldo, aparatos para producir en casa.
¿Qué DAW utilizabas? ¿Eso que veo en la pantalla es un tracker?
Creo que era Cubase, pero una versión muy antigua. Y sí, sí. También estuve un tiempo usando el Impulse Tracker. Al principio, yo de crío lo único que hacía era enredar, aunque edité mi primer vinilo en 2004.
Alguien te debió dar algún tipo de noción básica, como mínimo, ¿no?
Cero. Aprendí por mí mismo, en aquella época no había tanta documentación en internet pero compraba muchas revistas, la Computer Music y la Future Music. Era leer y leer y ya cacharrear. Siempre se me dieron bien los ordenadores, de hecho, el ordenador que has visto ahí en la foto lo monté yo. Yo compraba las partes de los ordenadores y lo montaba, siempre he sido muy friki para esas cosas.
Doy por hecho entonces que lo de aprender a pinchar también lo hiciste solísimo.
Sí. De hecho, en esa misma habitación que has visto, tenía una cabina. Tenía mis dos platos y aprendí con ellos. Las primeras mezclas las hice con un cassette de doble pletina. Era curioso porque si a una de las cintas le dabas al pause muy flojito, adelantaba la cinta. Y si le dabas con más ganas, la frenaba un poco. Entonces, lo que hacía era encajar las dos cintas a la vez. Yo siempre me he considerado autodidacta, tanto para eso como para el diseño. Porque he trabajado de diseñador, y todo lo que he aprendido lo he aprendido por mí mismo.
El hecho de haberte pasado tu juventud en los clubs, ¿sientes que hainfluenciado en tu vida adulta?
Si ha influido, no me he dado cuenta. Sí que he pasado mucho tiempo metido en ambientes muy para adultos. Sobre todo en cuanto a clubes. Yo ya estaba pinchando con 15 y 16 años en Huesca, y no eran sitios para un chaval de esa edad, desde luego, pero era mi pasión y a eso no se le puede poner frenos. También eran otros tiempos. Peor habría sido estar todo el día pegado a la consola, no estaríamos aquí hablando .
¿Con cuántas canciones juegas cada vez que tienes un set?
Sufro de diógenes digital y en mis USBs, que son de grandes capacidades, llevo todo. Toda la música que tengo digitalizada la llevo ahí. Igual me dejo algo, pero intento llevarlo todo. Y me daría mucho TOC llevarme solamente 100 canciones a un bolo en el que igual tengo que poner 15. Necesito llevar todo encima.
Como mínimo lo tendrás bien organizado, ¿no?
Ah, sí, sí. Aparte está todo aquí –se señala la sien–, te quiero decir. Pero imagínate que estoy pinchando y digo, “hostia, les está gustando esto” va y me viene un tema a la cabeza que igual es de los 90 y no lo tengo. Con los vinilos podría pasar. Pero en la era digital, que en teoría lo puedo tener todo a mi alcance, diría: “estoy tonto, ¿por qué no lo llevo?”. Si tengo la capacidad de llevarme toda la música digitalizada, ¿por qué me voy a dejar algo? Lo llevo todo.
¿Tú lees el título de un track en el browser y ya sabes cómo suena?
Sí. Hay algunos que me puedo perder, pero, sobre todo, de la época antigua me los sé todos. Sé dónde hacen los parones, porque son temas que pinché en vinilo mucho y los tengo muy, muy, muy acomodados en mi cabeza. Llevo casi 30 años haciendo lo mismo, es normal que muchos temas los tenga ya aprendidos. Si me pides depende qué otra cosa, pues soy un pájaro, pero con la música no.
¿Y si es un tema más actual?
Claro, eso es otra cosa. Yo, un tema, hasta que no lo he puesto 5 veces, no se me acomoda en la memoria. No me lo puedo aprender solamente por bajarlo en el portátil. Tengo que trabajarlo, Por eso me acuerdo más de los primeros, porque en vinilo, aparte, comprabas menos. De cada 200 temas que entran cada 15 días en mi ordenador, en mi sesión entran 5 o 6. También me pasa que siento la necesidad de estar al día, compro y descargo mucha música. Con el vinilo no me pasaba tanto ya que era mucho más caro. Así que la pregunta era: “¿me gusta? ¿lo voy a pinchar?. Lo compro”.
Dicen que todo vuelve, ¿confirmas?
Es curioso, pero sin miedo a equivocarme puedo decir que ahora la mal llamada escena “techno” está más cerca que nunca del sonido que reinaba en algunas sesiones de Kuki. Todo son ciclos.
¿Qué diferencias hay entre hacer un opening o un cierre en Monegros?
El opening de Monegros, y encima hacerlo a vinilo, fue algo muy especial porque era como meterme en un reto muy grande. Pero realmente con lo que más flipo es con el avión. Precisamente, esto que vengo planeando para este año viene de las sesiones que hago en el avión, donde pinchaba como Kuki. Pero si me preguntas con qué me quedo,… es que cada uno tiene lo suyo. O sea, abrir Monegros es muy guay. Y cerrarlo fue muy épico, estar con Kase.O en el escenario… ¡Eso es algo que jamás olvidaré, un momento para toda la vida!
¿Cuántas veces has visto en YouTube ese set épico?
Pff, bastantes. Es imposible no sonreír viendo eso, y más estando con Jabato ahí. Es un momento muy especial. Es que aparece ahí el puto Kase.O, en medio de Monegros, en un closing, en un 30 aniversario… Es como: wow. Me hace sentir muy orgulloso. Encima, los dos aragoneses ahí, representando.
¿Cuántas veces has ido a Monegros?
Te voy a decir que he estado en casi todas las ediciones, por no decirte en todas. Para mí es muy especial. Sobre todo por la energía que tiene la gente, por el hecho de que no es un festival al uso, sino que es una batalla. O sea, el que va a Monegros va a lo que va. No hay nada de postureo ni nada. Es fiesta pura y dura. Para mí es especial porque soy de ahí, es el festival con el que me he criado.
Claro, y aquí es cuando sale la siguiente palabra clave: Florida.
Eso te iba a decir, Monegros obviamente está asociado a Florida 135.
Yo te vi por primera vez en el 71 aniversario de Florida 135, hace once años. Era un Live Set de Paul Kalkbrenner y tú hiciste el cierre. Recordaré siempre esa noche porque mi mejor amigo, que ya no está aquí, me compró la entrada porque yo no tenía ni un duro. Y, como te puedes imaginar, fue una noche épica. ¿Cuán orgulloso te sientes de formar parte de recuerdos tan especiales para miles y miles de personas?
Lo siento mucho por tu amigo y por ti. La verdad es que hay veces que no te das ni cuenta. Me han dicho tantas cosas… Lo que hacemos trasciende más de lo que creemos. “Esta canción me ayudó en un momento muy especial”, o que formas parte de un recuerdo asociado a un momento de la vida de alguien que está grabado a fuego. Hasta que no te lo dicen, parece que no te das cuenta. Yo no soy consciente de lo que yo hago porque siento que lo que hago se queda ahí en la pista. Eso es precisamente lo bonito, ¿no? No solamente soy yo, es la música. A mí hay canciones que me traen recuerdos de personas, de momentos,… Mucho más que una postal o una foto. Hay canciones que las tengo muy ligadas a según qué cosas o personas. Todo el mundo tiene su canción de pareja, todo el mundo tiene una canción para un momento especial. Creo que esa es la verdadera magia de la música. Muchas veces va más allá de que yo la esté poniendo. Yo solo hago de catalizador.
Residente de Coliseum, estandarte del sonido bakala y residente de Florida, la catedral del techno. Pocos saben eso.
Pocos fuera de Aragón, supongo. Recuerdo que una vez pinché en una Romana, una de las fiestas más importantes de Coliseum, y de ahí me fui a cerrar Florida detrás de Ben Sims. Alguien me dijo: “¿te das cuenta de lo que acabas de hacer?” No fui consciente. Las cosas han venido así, pero reconozco que es curioso pertenecer y controlar dos mundos tan diferentes. Es más, creo que he hecho de unión entre ambas salas. Me hace especial ilusión ver a los directores de ambas discotecas llevarse bien o visitarse cuando tengo noche especial en alguna de las salas. Ya saben quienes son. Os quiero mucho, perros.
¿Set más impactante de 2024?
Quizás el de Awakenings, cerrando el Gashouder.
¿Lo pasas mal en cosas tan tochas?
Siempre he dicho que para mí el peor rato son los primeros diez minutos. Voy con Dani, que es mi fotógrafo y sabe que durante esos primeros minutos es mejor que no me haga fotos de la sesión porque son los más complicados. Es un momento en el que me estoy haciendo con todo: con la cabina, con los monitores, con el equipo… Yo nunca sé si todo va a funcionar bien hasta que llevo unos minutos pinchando. Por ejemplo, en mi cabina tengo mi toque: los CDJs no pueden estar pegados. Los pongo cada uno a un lado. Puede parecer un desorden, pero ese desorden es necesario para poder decir: “vale, ahora ya está todo perfecto, ya tengo todo controlado”. No es como, por ejemplo, en Florida 135, donde todo está ya como yo quiero, es mi casa, es lógico.
Aun así, el equipo siempre es el mismo, ¿verdad?
Sí, pero cada cabina es diferente. Los monitores pueden sonar más duros o más blandos, la mesa puede tener otro tacto, los CDJs pueden ser de un modelo distinto o la acústica del lugar es diferente.
Supongo que también habrás tenido todo tipo de problemas en cuanto a material disfuncional a lo largo de los años.
Me ha pasado de todo. Se me han fastidiado mesas, monitores, se ha ido la luz, ha aparecido la policía,… De todo. Pero hay que solucionarlo ahí, en vivo, sobre la marcha.
¿Nunca has tirado la toalla?
Nunca. Jamás he dejado una cabina. Solo lo haría si estuviera en juego mi vida o la de alguien más.
¿Cuál sería el peor escenario posible?
Obviamente aquel en el que esté en riesgo la salud de alguien, pero si te refieres a nivel técnico, pues que no haya forma de continuar o realizar un set porque algo esté roto y no haya equipo de recambio, pero siempre hay algo con lo que apañarse. Aunque no sea la mesa o el CDJ que quiero, lo uso. Es por respeto al público.
En cuanto a los monitores, ¿cómo manejas la presión acústica? ¿Usas protección auditiva?
Llevo tapones. Cuando voy a pinchar los uso antes y durante, pero cuando tengo el control total de la cabina, me los quito.
¿Entonces bajas un poco el volumen de los monitores?
Exacto. La primera mezcla la hago con los tapones puestos. Cuando controlo los monitores bajo el volumen, me quito los tapones y poco a poco subo el volumen hasta llegar al nivel que necesito. Así protejo mis oídos y me aseguro de que todo esté bien calibrado y sin necesitar gran presión sonora. En ese momento es como que los oídos ya se han ajustado, los monitores están claros, y entonces puedo trabajar sin los tapones. Pero siempre empiezo con ellos, porque de primeras el volumen suele estar más alto y necesito asegurarme de que todo está en su sitio. Una vez tengo el control total, ya puedo funcionar bien.
En España la gente se suele tomar muy poco en serio el tema de cuidar los oídos, pero como DJ entiendo que puede ser agobiante hacer la sesión con la atenuación de los tapones.
Sí, es como pintar con gafas de sol. Me cuesta mucho, por eso no abuso de los monitores ni de los cascos. Muchas veces incluso los muteo entre mezcla y mezcla.
¿Ningún problema auditivo entonces? ¿Todo correcto?
De momento no. Tengo los oídos duros, pero eso no significa que no haya que protegerlos. Hay que cuidarlos muchísimo.
¿Cuándo dirías que un artista, músico o DJ es lo que hoy en día llamamos “real”?
Hay que llamar real a alguien que no sea un producto. Que lo viva, que sea sincero, que de verdad le guste la movida. Para mí hay una vara de medir que es muy importante, y últimamente se ve mucho. Hay DJs a los que les dicen: “pincha tres horas”, y responden: “no, es que solo tengo música para una hora y media”. Para mí, eso no es ser DJ. No me cabe en la cabeza. Yo, por lo menos, lo veo al revés: cuanto más horas, mejor. A mí me encanta estar en la cabina, por eso soy DJ. Por eso no concibo que alguien que se considera DJ pida estar menos horas pinchando. Un ejemplo: “quiero ser jugador de fútbol”. Vale, juegas el partido entero. “No, el partido entero no, solo una parte”. Y, ¿qué jugador de fútbol eres tú? No tiene sentido. No te puedes subir a la cabina si tu primera necesidad, como diría yo, no es la música. Si no, estás por otra cosa. Por dinero, por fama, por algo, pero no por la música. Y eso para mí es muy importante.
Si tuvieses que empezar a hacer tu carrera de cero hoy mismo, ¿por dónde crees que hubieses tirado?
Intentaría hacer algo disruptivo, encontrar algo en mí que no fuese lo normal, con lo que me sintiera cómodo,… ¡y darle duro!
No me digas que te pondrías una máscara.
No. Intentaría serlo a través de la música. O, sin ir más lejos, la portada de este número de Mixmag Spain. Quiero que sea un movimiento disruptivo. Quiero romper esquemas porque creo que eso va mucho conmigo. La música es intuitiva, por eso he roto muchas lanzas y muchas barreras. Yo, por ejemplo, cuando cerraba con temas de máquina en Florida 135, había gente que me criticaba. ¿Por qué no voy a ponerlo? No es que esté poniendo un tema que no va conmigo. No estoy poniendo flamenco, que nunca he hecho flamenco. Estoy poniendo algo con lo que yo me crié, temas que me han funcionado hace 20 años y que, curiosamente, sonaban en esa misma sala. Hay mucho hater sin estudios. Es mi identidad. Son mis apellidos. Es mi legado. Es mi historia. Puede gustarte o no, pero en mí tiene sentido y tiene cabida, creo que es algo que no se hace tanto como parece. En este caso he decidido que me encantaría tener una foto mía de crío en la portada. Habrá gente que pensará que he desaprovechado la oportunidad de colocar una foto mía en modo guaperas. Pues no, he puesto una foto mía de crío.
— “Oye, voy a hacer esto”.
— “¿Por qué?”.
— “Porque quiero”.