El club Fuse de Bruselas se ve obligado a cerrar sus puertas por problemas con un vecino
El gobierno local ha impuesto unas condiciones que, pese a las obras de aislamiento acústico, pone punto y final a 29 años de historia del club
Las quejas de un solo vecino acerca de los niveles de sonido que emitía el lugar de ocio nocturno se han saldado la prohibición de sobrepasar los 95dB de ruido y tener las dos de la madrugada como horario de cierre. El individuo en cuestión compró la casa hace unos años y, desde entonces, ha emitido numerosas quejas acerca de la situación que vive en su nuevo domicilio.
Los organizadores comentan que, bajo estas condiciones, es imposible continuar con la actividad normal del club. Es por eso que por ahora, las puertas permanecerán cerradas. No obstante, aún hay esperanzas de que no sea una decisión definitiva ya que Fuse ha presentado un recurso en el Collège d’Environnement y se espera una nueva resolución para el próximo 25 de enero.
El club abrió por primera vez en 1994 y desde entonces supone una parte vital de la vida nocturna, cultural, turística y económica de la capital belga.
