A Side / B Side: La dualidad de la pista y la noche “Conociendo a Laia”
Una mirada al interior del sonido y la disciplina que definen a Laia dentro y fuera de la pista

En una escena donde la constancia es tan crucial como el talento, Laia emerge con un enfoque tan meticuloso como visceral. A medio camino entre el rigor técnico y la sensibilidad de pista, su recorrido no responde a atajos ni narrativas prefabricadas. Forjada en clubs, cabinas y madrugadas de aprendizaje autodidacta, su trayectoria combina intuición y disciplina en dosis iguales. Desde su base en Madrid, esta DJ y productora traza un camino propio que bebe del techno más crudo, del house con sabor a archivo y de una conexión profunda con el hip-hop. Con una selección precisa y una mezcla cargada de intención, Laia no solo busca mover cuerpos, sino también contar una historia. Y esta apenas comienza.
El primer contacto de Laia con la electrónica fue desde la pista de baile. Clubs de Barcelona, escapadas por Europa y la influencia de amigos y artistas cercanos despertaron en ella una curiosidad natural por entender cómo se construía aquello que tanto disfrutaba bailar. Sin pretensiones, pero con constancia, comenzó a practicar en casa con dos Technics, y lo que en un principio fue un simple interés acabó convirtiéndose en un espacio de trabajo, pasión y descubrimiento.
Desde que empezó a pinchar, su vida ha estado marcada por un A side / B side. Por un lado, la enfermería, a la que se ha dedicado durante casi diez años, con largas noches en cuidados intensivos; por el otro, la música y la pista de baile. Dos mundos distintos que, aunque parezcan opuestos, comparten la necesidad de concentración, energía y adaptabilidad. La noche ha sido siempre su terreno, en cualquiera de sus formas.
Desde entonces, su vida ha estado marcada por un equilibrio complejo entre dos universos que, aunque aparentemente opuestos, comparten intensidad, concentración y entrega. Apostar por la música supuso una serie de cambios radicales: mudarse de ciudad, alejarse de su entorno cercano y sostener un proyecto personal con disciplina, a la vez que desarrollaba una carrera profesional en paralelo. Esa capacidad de resistencia encuentra sus raíces en su pasado como nadadora de competición, donde aprendió a convivir con la exigencia, la técnica y la repetición. Una mentalidad que, de forma natural, ha trasladado a su relación con la música.

El aprendizaje ha sido constante. Su camino no ha seguido una línea recta, pero esa falta de fórmulas es precisamente lo que le ha permitido encontrar una voz propia. Partiendo del hip-hop como primera influencia, el techno fue el primer lenguaje con el que se identificó profundamente. A partir de ahí se abrió a otros géneros —electro, house, ghetto house, minimal— desarrollando una identidad versátil y libre de etiquetas. En esa apertura encontró su sonido: crudo, rítmico, hipnótico y siempre en evolución.
Sus referencias son tan diversas como significativas. Desde nombres como Ben Sims, Surgeon, Moodymann u Óscar Mulero hasta sellos como Ostgut Ton, Dance Mania o LIES Records, cada uno ha influido en su manera de entender la música por su fuerza, su elegancia o su visión del futuro. El hip-hop, por su parte, dejó una huella imborrable: Gang Starr, The Pharcyde, Notorious B.I.G., Onyx… incluso ha llegado a cerrar sets de electrónica con algunos de esos temas, como un guiño a los orígenes que encendieron la chispa.
Ese equilibrio entre intensidad y sensibilidad también define su día a día. En una vida de horarios irregulares y exigencias constantes, Biggie —su perro y compañero inseparable— se ha convertido en un ancla emocional y una fuente de estabilidad. Su presencia le recuerda la importancia de desconectar, observar y estar presente, algo esencial para sostener una carrera que combina energía, emoción y mucha dedicación.
El proceso de selección musical de Laia está marcado por la experiencia directa: viajes, noches en clubs, intercambios con otros artistas. La búsqueda se reparte entre tiendas de discos, plataformas digitales y recomendaciones de quienes la rodean. En cabina, su enfoque es técnico pero también narrativo: mezcla larga, control del groove y un manejo preciso de los momentos de tensión y respiro. Cada set es distinto, adaptado al slot, al lugar y al público. Le interesa especialmente el desarrollo progresivo en warm-ups, pero también acepta con entusiasmo el reto de cerrar noches.

Más allá del sonido, sus influencias vienen del cine y de los viajes. La atraen las narrativas no lineales, las historias contadas desde el desorden y los paisajes que dejan huella, especialmente los del sudeste asiático. Ahí encuentra inspiración, silencio y perspectiva.
De cara al futuro, Laia se proyecta recorriendo cabinas dentro y fuera de Europa, expandiendo su sonido y conectando con públicos diversos. Su foco actual está puesto también en la producción musical, un proceso que asume como una forma de consolidar su identidad artística. Más allá de hacer tracks, busca construir un lenguaje sonoro que hable desde lo que es y hacia dónde quiere ir.