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Conversamos con Charlotte sobre su presente, su evolución y lo que viene

“Capturarme en un punto específico del tiempo me resulta antinatural. Lo que diga hoy quizás no lo sienta mañana.”

  • photos by Paz Vallejo
  • 22 April 2025
Conversamos con Charlotte sobre su presente, su evolución y lo que viene

Con los pies en Barcelona y el corazón en el Mediterráneo, Charlotte es una artista en movimiento constante. Su enfoque va más allá de la música: crea atmósferas, esculpe emociones y transforma la pista en un espacio de encuentro real. En esta charla íntima, hablamos sobre su evolución personal y artística, el valor de los clubes como refugios de libertad, y sus planes para el futuro. Con sensibilidad, claridad y una visión muy propia del presente, Charlotte nos invita a entrar en su universo sonoro y humano.

Hola Charlotte, un placer saludarte. Para quienes aún no te conocen, ¿cómo te describirías como artista y como persona? ¿Qué crees que te diferencia en la escena?

¡Bonjour! Gracias por invitarme. Describirme siempre me resulta complicado porque siento que estoy en constante evolución, tanto como artista como como persona. Pero si tuviera que resumirlo, diría que soy alguien que ama crear momentos. Ya sea a través de la música, la energía o la conexión, mi objetivo es hacer que la gente sienta algo real. Intento construir un espacio donde las personas puedan perderse por un rato.

¿Lo que me diferencia? Creo que cada artista tiene su sello propio, pero yo soy de las que no ven el DJing como simplemente “poner música”. Para mí es como esculpir un estado de ánimo, leer la pista, saber cuándo empujar y cuándo contenerse. No se trata de mí, sino de la experiencia colectiva. Y eso es lo que más me gusta: ser parte de un equipo con extraños por un momento.

Por eso también me estresa un poco todo lo que queda grabado en un momento fijo, como un podcast. Siempre siento que estoy cambiando, evolucionando. Capturarme en un punto específico del tiempo me resulta antinatural. Lo que diga hoy quizás no lo sienta mañana, y esa es tanto la belleza como el caos de ser artista.

Sabemos que viviste en París y que ahora estás en Barcelona. ¿Qué te trajo a esta ciudad? ¿Cómo describirías la escena barcelonesa y qué es lo que más te atrae de ella?
No soy de París, aunque fue donde crecí como artista durante diez años. Mis raíces están en Córcega, y crecí en Marsella: soy una hija del Mediterráneo. Hay algo en el mar, la luz, ese aire que se siente como hogar en el sentido más profundo. Es donde más conecto conmigo misma, donde me siento más viva y abierta.

Pero lo que verdaderamente me trajo aquí no fue una ciudad, fue una persona… o más bien, un lugar emocional: el lugar del amor. Simplemente seguí a mi corazón.

Me cuesta describir algo tan vasto con pocas palabras, pero la energía aquí es intensa y diversa. Eso es lo que más me atrae e inspira. La escena es interesante porque mezcla una cultura electrónica muy arraigada con una forma de vivir la música más relajada y abierta.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu carrera como DJ y cómo los has superado?
Ser mujer y gay en esta industria puede traer desafíos particulares. Pero al ser no binaria, no he sentido exactamente el mismo tipo de presión que pueden vivir otras mujeres. Nunca me sentí encasillada por expectativas de género, y las personas que realmente me entienden, me leen por lo que soy, no por cómo la sociedad podría etiquetarme. En ese sentido, tengo suerte.

Sé que muchas artistas que se identifican como mujeres enfrentan obstáculos distintos, con una presión muy concreta. En mi caso, junto con mi agente, se trata de encontrar promotores o públicos que vean más allá de la superficie. Aquellos que entienden y reconocen quién soy realmente. Esas conexiones son las que de verdad importan. Al final, quienes logran leerme como soy, son quienes me dan el espacio para crecer de verdad, y eso es todo lo que necesito para seguir adelante.

Hablemos de tus influencias. ¿Qué artistas o géneros han marcado tu estilo musical?
Mi estilo musical siempre ha sido una especie de mezcla—me cuesta señalar una sola influencia porque tomo inspiración de muchos lugares distintos. De pequeña, estaba rodeada del acid jazz que escuchaba mi padre. Gracias a eso llegué al pulso de los beats electrónicos. Él fue la primera persona que me inspiró.

En cuanto a la escena, cuando era adolescente estaba obsesionada con tINI, que hoy es amiga mía. Nos reímos mucho de eso. Jane Fitz también ha influido mucho en mi forma de entender la música, pero también me inspiro en géneros fuera del circuito de club. Incluso caminando por la calle, me distraigo y me inspiran cosas de mi entorno. Incluso cosas que no se pueden tocar. Eso es lo que me guía, y por eso mi música nunca se queda quieta—evoluciona al mismo ritmo que yo.

¿Cómo ves la evolución de la música electrónica en los próximos años? ¿Hay alguna tendencia que te entusiasme especialmente?

Toda evolución es emocionante de ver, ¿no? Y la de la música electrónica es un universo enorme, que cambia todo el tiempo y siempre está empujando los límites. Creo que veremos cada vez más cruces entre géneros y escenas. Me gustan las nuevas formas de relacionarnos con la música, creo que el futuro va por romper la cuarta pared. Ya no se trata solo de escuchar, sino de sentir, experimentar y ser parte de la música de una forma que nunca habíamos vivido antes.

Creo que la pandemia del COVID-19 nos abrió los ojos sobre el papel profundo que juega la vida nocturna, sobre todo para comunidades marginadas como la LGBTQIA+, que muchas veces no se sienten con libertad de expresarse plenamente en otros espacios. Los clubes no son solo lugares para bailar o salir de fiesta—son refugios, espacios de libertad. Para muchas personas se volvieron el único lugar donde podían ser ellas mismas, vivir su verdad sin miedo al juicio.

Yo vi eso muy de cerca durante la pandemia, cuando el mundo estaba tan cerrado en todos los sentidos. La pista de baile se volvió un acto de rebeldía, de liberación personal. No se trata solo de los beats o la evasión—se trata de encontrar un espacio donde puedas ser completamente tú, sin concesiones. Para mí, ahí está el corazón de la música electrónica y de la cultura de club. Es donde encontramos conexión, poder, y libertad para expresarnos de verdad. Ese es el tipo de futuro del que quiero formar parte.

Tu trayectoria ha evolucionado bastante en los últimos años. ¿Cómo describirías esa evolución? ¿Cuál dirías que es tu sonido actual y cómo ha cambiado con el tiempo?
Mi evolución como artista ha sido un viaje hermoso, a veces caótico, pero siempre auténtico. Uno de los factores clave en este tiempo ha sido la confianza que mi agencia ha depositado en mí. Ellos llevan años en la escena electrónica y su apoyo me ha dado tanto credibilidad como confianza para seguir adelante. Me han permitido crecer en mi sonido y, aún más importante, en mi identidad como artista.

Pero también creo que la evolución no ocurre solo en el estudio o detrás de los platos. También sucede en cómo te presentás como persona, sobre todo en los gigs. La forma en que llegás, la energía que traés, cómo conectás con el público—todo eso influye en tu crecimiento. Aprendí que no solo estás tocando música; también estás presentándote a vos misma. La forma en que interactuás con la gente, cómo los hacés sentir, es tan importante como lo que suena.

Mirando hacia atrás, veo cómo estos dos elementos—el respaldo de mi agencia y mi propio crecimiento personal—han definido tanto mi sonido como mi evolución como artista.

¿Qué sellos discográficos te han llamado más la atención en el último año?
Me quedo con The Comfort el sello Vass y con 22 Recordings. No es que definan mi estilo, pero lo que me emociona de estos sellos recientes es que no tienen miedo de experimentar con nuevos conceptos o sonidos que desafían los límites tradicionales de la escena electrónica. Representan una visión del futuro que se siente genuina, sin miedo a mostrar algo diferente.

¿Tenés algún proyecto en mente para 2025?
¡Ser buena con la gente sin ningún motivo!
Además de eso, estamos preparando un EP muy bonito con una pista que, personalmente, significa mucho para mí, e incluye remixes de artistas increíbles como Ivan Smagghe.

También estoy buscando una forma de lanzar compilaciones con temas más lentos y sensuales. Algo entre el rock psicodélico y la new wave. Me gusta la idea de no compartir música solo en los clubes. Me encantaría ofrecerle a la gente la posibilidad de escuchar, en sus propios momentos de calma, el tipo de sonidos que me acompañan en los míos. Música para luces tenues y sábanas enredadas…

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