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Autor: Borja Comino

Me cago en Zoom. Y no estoy hablando –Dios me libre– del single que Machinedrum compartió el 4 de marzo junto a Tinashe un par de meses antes del lanzamiento de su álbum ‘3FOR82’ que ha salido a través Ninja Tune. Me refiero a Zoom, la aplicación de videollamadas que pasó de 10 a 200 millones de usuarios en cuanto empezó la pandemia. Ahora que la cosa flojea, se ha puesto un límite de 40 minutos gratuitos en las reuniones virtuales. A partir de ahí, toca pagar billetes.

Esto viene a que, durante la conversación que tuve con Travis Stewart, AKA Machinedrum; pendiente de ese tiempo límite gratuito y de recibir otro enlace para continuar la videollamada, olvidé iniciar la grabación de pantalla para rescatar el audio de la segunda mitad de esta entrevista, y ese cacho se ha echado a perder.

A mi favor cabe comentar que traté de transcribir de memoria algunos de los temas que tratamos durante la segunda sección de la llamada, pero a quién quiero engañar: no recuerdo ni lo que he desayunado esta mañana. My bad, Travis :(

Ahora que he redimido mis pecados públicamente, quiero hacer un par de apuntes acerca de Machinedrum a modo de introducción. Stewart, que es un OG, empezó a publicar música en 2001, debutando con un ‘Now You Know’ con el que marcó territorio dejando claro que siempre iba a hacer música un pasito por delante de los demás. No obstante, el método que utilizaba para ello choca bastante con el carácter vanguardista de sus canciones, y es que hasta prácticamente 2010, Machinedrum estuvo utilizando trackers para crear sus álbumes, también bajo distintos alias como Syndrone y Tstewart. Los trackers son programas que se utilizaban para crear música en computadores alrededor de los cuales surgió toda una subcultura mundial que duró desde finales de los 80 y estuvo muy activa durante gran parte de la siguiente década. Estos softwares permitían editar y secuenciar samples de manera sencilla y también permitían distribuir esos proyectos a través de sistemas BBS y, más tarde, Internet. Lo potente de esta escena, que fue una parte fundamental de la cultura digital underground, es que los creadores podían intercambiar ideas, música y software con un enfoque totalmente DIY y también tuvo mucho que ver con el desarrollo del hardcore, techno y chiptune en los 90. Si tenemos en cuenta que en 2001 se puso a disposición del público la primera versión comercial de Ableton y, por ejemplo, Pro Tools rediseñó su software y hardware para acompañar el recién estrenado sistema operativo Mac OS X, seguir utilizando trackers justo cuando estaban empezando a caer en desuso, era todo un statement.

Stewart también ha tenido proyectos colaborativos como Sepalcure con Praveen Sharma –que este año está haciendo música increíble bajo el moniker Braille–, JETS con Jimmy Edgar o Dream Continuum con Om Unit y, por supuesto, ha producido para otros artistas y ha hecho muchísimos remixes durante todos estos años. Pero el caño gordo se llama Machinedrum y en Mixmag Spain hemos tomado como excusa su visita hace unas semanas en forma de Live Set en La Paloma en Barcelona, para que nos cuente su vida sin que tengamos que buscarlo en otras revistas.

Su anuncio más reciente es que acaba de lanzar una edición Deluxe de ‘3FOR82’ que incluye seis temas que no formaban parte del original. Son tracks que se habían quedado fuera por el simple hecho de no transicionar demasiado bien hacia el siguiente tema ya fuere por el mood o el género. El resto de temas son versiones instrumentales de la versión nativa del álbum. No obstante, Travis no da puntada sin hilo y no se ha limitado a suprimir las vocals sino que se ha trabajado una nueva mezcla y ha vuelto a producir los tracks para que cobren una nueva vida sin el sustento de las voces.

Qué tal, Travis. Una cosa curiosa que me di cuenta mientras preparaba esta entrevista es que siempre he dado por hecho que eras británico, pero en realidad eres estadounidense. ¿Te cuadra esta confusión?

Qué tal, Travis. Una cosa curiosa que me di cuenta mientras preparaba esta entrevista es que siempre he dado por hecho que eras británico, pero en realidad eres estadounidense. ¿Te cuadra esta confusión?

Ya ya, no eres el primero que lo piensa. Me lo suelen decir jeje

¿Has tenido algún mentor o alguien que te enseñara como funcionaba la producción musical?

En cuanto a la producción, no tuve a nadie en persona. Crecí en un pequeño pueblo rural de Carolina del Norte, que no tenía mucha escena de música electrónica, ni siquiera una escena musical fuera de la música country o rock. Lo que sí tuve es algunos mentores musicales como profesores, y también participé en varios conjuntos de percusión, conjunto africano, y conjunto de jazz. Fue fundamental para aprender diferentes aspectos del ritmo y aprender a ser más rítmico en mi propio cuerpo al poder tocar estos instrumentos, algo que creo que es una parte muy importante de quién soy como productor, ya que mucha de mi música es muy rítmica y enfocada en los drums. Tener a Rick Klein como mentor desde muy temprano fue crucial para mí.

Pero, aparte de eso, en lo que se refiere a la producción, tuve una comunidad de músicos que usaban trackers en los años 90, gente que usaba canales IRC, así como del canal de Eerik Inpuj Sound y gente como Proswell, Brothomstates y Lackluster, todos esos productores alrededor del mundo, usaban el mismo software que yo y compartían sus producciones y sesiones, lo que me permitía ver cómo hacían su música. Aprendí muy rápidamente de esa manera.

Lo especial de la comunidad tracker era que la forma más fácil de compartir música era compartir los archivos de sesión, en lugar de renderizar una pista y convertirla en MP3 y subirla, porque esto era en la época de los módems de acceso telefónico y las conexiones de Internet lentas, donde los archivos de sesión eran bastante pequeños.

Esa era la belleza de los trackers: el tamaño comprimido de los archivos de sesión. Así que realmente vi un crecimiento acelerado en mi comprensión de la producción de música electrónica gracias a esa comunidad.

Aún hoy en día sigue siendo una gozada poder ver el archivo de un proyecto ajeno.

Sí, totalmente de acuerdo. Diría que aprendo más cuando colaboro con otros, especialmente en persona, viendo cómo trabajan, observando su proceso y aprendiendo trucos que nunca había visto antes. Siempre me voy de una sesión colaborativa siendo un mejor productor. Siempre. Así que esto fue lo más cercano que pude tener a eso cuando era más joven.

También parece que has estudiado bastante teoría musical y armonía, ¿verdad?

Sí. Bueno, he estudiado. Pero originalmente fui entrenado de oído, y aprendí a tocar el piano y la guitarra basándome solo en las sensaciones y en lo que escuchaba. Aprendí lo que era un acorde menor o mayor, y podía más o menos decir si dos notas no funcionaban bien juntas. Estoy hablando de cuando era muy, muy joven. Simplemente me ponía a trastear con el piano hasta dar con la melodía correcta. Y eso me llevó a aprender más y más sobre cómo tocar diferentes instrumentos y empezar a escribir mis propias canciones. Así que cuando llegó el momento de aprender teoría musical, fue un enfoque totalmente diferente.

Me costó bastante, pero sí, algo de esa teoría está ahí en mi subconsciente, diría yo.

¿Sueles enseñar a alguien tu música antes de decidir publicarla?

Hoy en día soy un poco más reticente a compartir mi música con otros, pero cuando era más joven, no podía esperar para mostrársela a mis amigos. Apenas hacía algo, me aseguraba de que lo escuchasen, quisieran o no quisieran. Iba a su casa y les decía "¡Tienes que escuchar esto!" y lo ponía en el reproductor de CD para ver cuáles eran sus comentarios. Ahora soy menos intrusivo al pedir feedback, pero aún tengo un grupo selecto de personas a las que les pido su opinión.

Eso también es complicado porque cada persona tiene su propio estilo de dar comentarios. Creo que culturalmente, los estadounidenses son un poco más educados y hay que sacarles la opinión honesta, mientras que si se lo envías a europeos, especialmente alemanes, te darán inmediatamente una lista de lo que piensan, y la verdad, respeto mucho eso.

¿Qué piensas que lleva a algunos artistas, como tú, a explorar constantemente, y a otros a adherirse a un solo sonido durante un montón de años?

A mí me resulta muy difícil quedarme con un solo sonido porque me aburro fácilmente. Siempre busco explorar nuevos sonidos y arriesgarme. Por ejemplo, con ‘Vapor City’, que fue uno de los puntos más importantes en mi carrera, tuve un nicho de éxito antes, pero con ese álbum y mi primera colaboración con Ninja Tune, me llevó a otro nivel. Reconocí eso. Me di cuenta de que cuando intentaba repetir un poco lo que hacía, porque funcionaba, las ideas que estaba repitiendo no eran tan buenas o no tenían el mismo impacto.

El sonido de, por ejemplo, ‘Vapor City’ se desarrolló en un mismo periodo de tiempo, por lo que tiene sentido que esas canciones suenen parecidas. Pero si tomas un álbum anterior como ‘Want to 1 2?’, los sonidos son completamente diferentes. Creo que cuando empiezo a trabajar en un nuevo álbum, trato de tomar riesgos y hacer algo que mis fans no esperan, y así es como siempre he abordado la música.

Todo se reduce a que soy un gran fan de todo tipo de música y no puedo evitar experimentar con esos sonidos. A veces me ha funcionado y otras no. Creo que esa búsqueda de experimentar ha sido una de las razones por las que me ha llevado más tiempo tener éxito en el mundo de la música electrónica, o llegar al lugar donde estoy ahora. Pero al mismo tiempo, ahora siento mucha más libertad, porque la gente espera lo inesperado de mí, y puedo prosperar en ese mundo de imprevisibilidad.

Me he fijado en que te gusta utilizar una técnica (‘Stairzzzzzz’, ‘Lapis’) que consiste en provocar una especie de loop armónico en la que un motivo evoluciona constantemente pero en realidad es una progresión circular.

Puedes retroceder hasta mi primer álbum y encontrarás lo mismo. Hay una canción llamada ‘Hello My Future’, y la melodía continúa hasta que finalmente se repite a sí misma. Descubrí una manera de tocar un acorde y encontrar su relativo y repetirlo una y otra vez para así crear una melodía que parece interminable pero que acaba volviendo al punto de partida. Es algo a lo que siempre he tocado en el piano como calentamiento y sigue siendo parte de mi música hoy en día.

¿Sueles revisar material antiguo inacabado para intentar darle un nuevo enfoque?

La primera vez que lo hice de manera intencional fue con mi álbum ‘A View of U’ que salió en 2020. Estaba tratando de encontrar mi voz después de ‘Human Energy’, y empecé a escuchar todas las canciones que hice entre ‘Vapor City’ y ‘Human Energy’, y me di cuenta de que había canciones que me encantaban pero que no encajaban en esos discos. Quería darles una nueva vida.

Creo que el hecho de tener esa separación temporal entre cuando creé las canciones originalmente y cuando las abrí de nuevo me permitió ver lo que funcionaba y lo que no. Fue mucho más fácil deshacerme de elementos innecesarios y enfocarme en lo que realmente era fuerte en las canciones. Abría las sesiones antiguas, exportaba los stems y luego las reabría en una sesión nueva para darles una nueva vida.

¿Qué desafíos te encontraste cuando empezaste tu carrera musical?

A finales de los 90 y principios de los 2000, había cosas como Soulseek y Napster, pero no había redes sociales. Los artistas dependían mucho de los sellos discográficos para promover su música, algo muy diferente a hoy en día, donde puedes hacerte un nombre y generar hype a través de las redes sociales. Fue una época difícil, pero tuve la suerte de contar con una comunidad online fuerte que creía en mi música. Hice mi primer contrato discográfico con un amigo que acababa de empezar su propio sello, y eso fue el inicio de todo. Aunque no era muy conocido en ese entonces, me dio mucha confianza para seguir adelante.

¿Qué harías si empezaras tu carrera en 2024?

La gente siempre pregunta qué consejo le daría a un músico que recién empieza. Las reglas han cambiado tanto que me pregunto si el adolescente que yo era hubiera sido capaz de manejar todo lo que se requiere hacer hoy en día, porque es muy abrumador. Probablemente me hubiera enfrentado a esos desafíos porque la música era lo único que realmente me apasionaba, y de alguna manera lo habría resuelto.

Creo que una constante entre el pasado y el presente es que la autenticidad es lo que finalmente te distingue. Cuando empecé, imitaba la música que me gustaba, y eventualmente eso se fusionó en lo que hoy es Machinedrum, mi propio estilo. No hay que preocuparse tanto por encontrar un sonido original de inmediato. Lo importante es ser honesto con tus influencias, aprender cómo se hizo la música que te inspira, y al final encontrarás tu propia voz.

Escuchando tu álbum ‘Rooms’ de 2011 no he podido dejar de pensar que es un disco muy 2024.

Me encanta cuando a mí también me pasa eso. Como cuando reconozco que alguien hizo algo antes que yo, que lo encuentro muy inspirador. Especialmente sabiendo que en el momento de componerlo puede que haya habido limitaciones. Si piensas en 2011, las limitaciones en cuanto a lo que se podía hacer no son tan diferentes a ahora. Pero si retrocedes diez años más, era un mundo completamente distinto. Y si vas aún más atrás, las limitaciones eran exageradas comparando con lo que tenemos actualmente. Así que cuando encuentras esas conexiones con personas que han estado tocando algo similar a lo que tú estás tocando ahora, es muy inspirador.

¿Estás a gusto con cómo funciona la industria de la música?

Descubrí que cuanto más resisto la manera en la que funciona la industria, más difícil se vuelve. Si hay cosas que no puedo controlar o cambiar, trato de encontrar formas de divertirme dentro de esos parámetros. Y creo que eso ha sido algo muy importante para mí: abrazar las limitaciones que me dan. Casi me vuelvo más creativo cuando tengo reglas que seguir. Puedes pensar en eso en un contexto musical, pero también en el aspecto comercial.

Por ejemplo, el hecho de tener que jugar el juego del algoritmo, haciendo ciertas cosas que al algoritmo le gusten para poder promocionar tu música en plataformas de streaming o en redes sociales. Encontrar qué estilo de edición de videos funciona o qué tipo de palabras tienes que usar en tus textos, y aprender cómo divertirse con eso y ser creativo dentro de esos parámetros, me ha liberado mucho más. Porque en el pasado solía resistirme, y eso me resultaba muy perjudicial porque en verdad lo que quiero es que la mayor cantidad de personas posible escuchen mi música.

Y sí, hay ciertas líneas que no quiero cruzar, pero si no cruzo esa línea, no tengo problema con intentar ciertas cosas y jugar con ellas. Este año, por ejemplo, decidí que quería aprender más sobre edición de vídeo y editar mi propio contenido. Compré una cámara VHS cuando empecé a trabajar en mi nuevo álbum, con la intención de grabar mi proceso, filmar detrás de las escenas en las sesiones. Porque en el pasado, la historia que siempre me contaba a mí mismo, cuando los managers o sellos me decían que necesitaban contenido detrás de cámaras, era que eso no me resultaba natural.

No quería estar en el estudio y sacar el móvil para empezar a grabar lo que estaba haciendo. Entonces, decidí cambiar esa narrativa en mi cabeza, y lo que me ayudó fue comprar una cámara que solo tuviera ese propósito: grabar. Simplemente tenerla en la habitación me hacía pensar "vale, voy a encenderla mientras trabajo en esta canción", en lugar de usar el móvil, con el que tengo una relación algo complicada, como todos. Tener algo que solo estaba ahí para grabar cambió esa dinámica, y terminé teniendo más contenido behind the scenes para este álbum que para todos los álbumes anteriores juntos. Me encanta tener eso.

Así que sí, esa es mi respuesta larga a tu pregunta.

¿Cómo encontraste a los colaboradores vocales para ‘3FOR82’?

Algunos ya los conocía, pero esta fue la primera vez que traje a un coproductor ejecutivo para ayudarme más en ese aspecto de encontrar colaboradores para el álbum. Y ese fue Jesse Boykins III, con quien llevo trabajando desde 2006 o 2007. Somos muy amigos y colaboradores cercanos. En los últimos cinco o seis años, Jesse ha creado una red enorme de colaboradores vocales y productores en la industria, desde Calvin Harris y Charlie Puth hasta raperos underground como Kota the Friend, Saba, y Mick Jenkins. Son gente bastante exitosa, pero si miras a esas conexiones tan variadas entre ellos, te das cuenta de cuán fascinante es cómo ha construido esas relaciones.

Ver a Jesse en las sesiones, cómo es capaz de sacar a las personas de su zona de confort, de hacer que prueben cosas nuevas, siempre me ha impresionado. Así que tenía sentido involucrarlo en el proyecto desde el principio. De hecho, me di cuenta de que la misma semana en la que concebí el concepto del álbum, también pensé en llamar a Jesse para contarle la idea y decirle lo emocionado que estaba. Durante esa conversación, también le pedí que colaborara conmigo en el proyecto, y que me ayudara a encontrar vocalistas si encontrábamos canciones que necesitaran voces. Poco a poco, fue trayendo más y más vocalistas a la mesa, hasta que decidimos formalizarlo y hacerlo coproductor ejecutivo.

Esto cambió por completo mi enfoque en la colaboración para el álbum comparado con cualquier cosa que había hecho antes, especialmente porque muchas de las sesiones eran entre yo y un colaborador vocal nuevo con el que nunca había trabajado. Jesse actuaba como mediador entre nosotros, creando esa confianza instantánea, algo fundamental en cualquier colaboración. Normalmente toma tiempo crear ese vínculo de confianza, pero Jesse hizo que todo fluyera más rápido y que los colaboradores estuvieran mucho más abiertos a mi concepto para el álbum. Quería que hubiera una conexión lírica entre todas las canciones, algo que nunca había hecho con mis álbumes anteriores.

En el pasado, simplemente enviaba una pista a un vocalista o le pedía que viniera a mi estudio, y escribían sobre lo que tenían en mente en ese momento, lo cual creaba desconexiones entre las canciones. Con este álbum quería evitar eso, y creo que lo logramos bastante bien. Así que, gracias a Jesse Boykins III por todo eso.

Creo que nos queda un minuto de esta sesión. ¿Te parecería bien si te envío otro enlace para continuar con un par de preguntas más?

Dale, envíamelo por correo.

–Así, gracias a Zoom, aquí termina abruptamente esta entrevista.–

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